Los tiempos de los políticos no son los tiempos de la sociedad. Ellos tienen otras maneras de medir el tiempo. Prometer el futuro a cambio del presente es una vieja fórmula priista a la que el transcurso de los años alcanzó, rebasó y dejó atrás. La promesa de Alfonso Durazo Montaño de reformar la Ley 4, Orgánica de la Universidad de Sonora, cuando estén más asentados, es decir, cuando él sea gobernador de Sonora, pertenece al baúl de las artimañas políticas inservibles. La Morena local, la instalada en el Congreso del Estado y en el Municipio de Hermosillo, necesita hacer algo más para demostrar que de algo sirvió el voto recibido en 2018, de lo contrario, ellos también serán más de lo mismo.
Pensar que los ciudadanos votarán por ellos, por el
desprestigio de los partidos de derecha, los sitúa al mismo nivel que sus
contendientes. El nombre del Presidente de la república no tiene que ser la
bandera que agiten para atraer votos, el prestigio no se contagia, les hace
falta demostrar qué han hecho donde están, cuál es el compromiso con el sector
social que les dio oportunidad de cumplir sus anhelos de figurar, de otra
manera seguirán rellenando el basurón de la política. De Morenas a morenas
prefiero a la de foto.