La playa de Miramar es apenas una lengüeta de arena que separa a la Bahía de Bacochibampo del estero ubicado a su espalda. El agua penetra al estero por un canal en el noreste de la bahía, desparramando generosamente el agua por varias hectáreas, teniendo como marco y límite los cerros que lo rodean. Desde tiempo atrás las familias ricas del puerto se apropiaron de la playa construyendo sus mansiones y arrojando las aguas negras a la bahía. Al mismo gobierno del Estado se le atribuía también la propiedad de una casona en los años setenta. Un puente permitía librar el estero y continuar a otras fincas situadas al norte de dicha bahía, pero desde hace unos años el puente fue tirado para impedir el paso a los vehículos de los vecinos de Guaymas que usaban la playa como lugar de recreo, molestando la tranquilidad de los hombres del dinero, y para dejar el acceso libre a las embarcaciones de los potentados que atracarán en los muelles privados que se han construido en el interior del estero. Al parecer esta fue la idea fundamental para tirar el puente y terminar de privatizar la playa con todo y el estero.
El problema radica en que para ello se hizo todo lo posible para extinguir la flora marina y se logró, salvo algunas islas de vida que todavía quedan al norte del estero; pero que irremediablemente perecerá, pues una carretera pasa a su lado y una colonia popular se asienta en la parte suroriental del estero.