La política es adjetivada como social, económica, pública, y otros calificativos más; pero en esencia expresa las ideas, posiciones, decisiones y prácticas de individuos y grupos con intereses de clase concretos.

LA LEY 4 NO SE TOCA, NADA MÁS SE RETOCA


Apareció un documento, al parecer huérfano, quizás un hijo perdido de la burocracia creada por la Ley 4 en la Uni-Son, dado a conocer por el poder ejecutivo del Estado, en donde dicen no es un anteproyecto, sino opiniones recogidas de los grupos de interés que esperan manejar o seguir manejando la Universidad de Sonora.

Reapareció también el promotor interno de la mencionada ley, quien aliado con el gobernador Manlio Fabio Beltrones hace 31 años la diseñó, con la cantaleta de moda: la Ley 4 no se toca. Tenemos evidencia de que uno de los funcionarios de la Secretaría de Educación y Cultura del Estado, ex funcionario de la Uni-Son, de esos que contribuyeron a instrumentar la Universidad Neoliberal, se ha reunido con este personaje para mostrarle que de lo único que se trata es de retocar la Ley 4, darle una pintadita para que siga siendo malita.

¿Qué une a los funcionarios de la 4 T con los beltronistas? Todo indica que conservar a la Junta Universitaria, con otro nombre, para elegir rector desde las butacas de la administración morenista. Sabemos de varios ex universitarios que podrían beneficiarse de los hilos del poder para regresar a la Universidad por la puerta de arriba.

El anteproyecto, o lo que sea, en cuestión, es violatorio del Artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues establece una edad máxima para ser rector o jefe de departamento. Seguramente piensan que a los 70 años todo mundo se vuelve idiota.

¿Qué les parece si lo que se prohíbe es que algún funcionario de la administración municipal, estatal, federal, o de los partidos políticos, pueda ocupar cargos en la Universidad de Sonora? ¿Les parece bien durante unos seis años después de dejar el hueso?

El anteproyecto, o lo que sea, confunde a los trabajadores de una institución pública, como los que laboramos en la Universidad de Sonora, con los funcionarios públicos, pues nos exige presentar la declaración patrimonial, no nos vayamos a enriquecer dando clases.

Conserva la estructura de la Ley 4: junta de gobierno, rector, abogado general, unidades regionales, vicerrectores, divisiones, departamentos, con otros nombres y cambios cosméticos. Está presente la misma estructura piramidal, jerárquica y vertical de poder de arriba abajo: los “órganos superiores” le nombren jefes a los “inferiores”. Una extensa burocracia de cargos bien remunerados, serán nombrados por el rector o rectora.

Para conservar el absolutismo del poder de la rectoría, el artículo 27, fracción XIV, le otorga al rector la facultad de: “Ejercer el presupuesto general de la Universidad de Sonora”, claro que de acuerdo con la ley no vayan a pensar que lo van a seguir haciendo como hasta ahora.

La junta universitaria, renombrada como Consejo de Gobierno, tendrá la facultad de elaborar la terna para elegir rector, enviarla al colegio académico, ahora llamado Colegio Universitario, para que en un término de 45 días elija al rector, y si no lo hace el mismo Consejo de Gobierno lo nombrará. ¡Democracia pura!

El artículo 33, fracción IV, asigna a los consejos divisionales, ahora renombrados como Facultades Interdisciplinarias, la facultad de confeccionar ternas para que los Colegios Departamentales elijan Jefes de Departamento.

Los Colegios departamentales se integrarán con un profesor y un alumno por carrera; así es qué si un departamento tiene una sola carrera, el Colegio Departamental estará integrado por tres personas, quienes se podrán reunir en un cubículo, nombrar jefe de Departamento, tomar café, y pensar y tomar decisiones por todo mundo. ¡La Ley 4 vive, el beltronismo sigue!

 

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