La década de los ochenta mostró tanto la
complejidad de la estructura social como la ineficacia del régimen político
imperante, incapaz de enfrentar la crisis económica que asoló al país, y a un
presidente de la república que consideró como su principal mérito: haber
evitado que el país se nos deshiciera entre las manos. Lo mostró a él y su
gobierno incapaces de responder a la sociedad en momentos en que también la
naturaleza parecía decidida a ponerlos a prueba. El cismo del 19 de septiembre
de 1985, que afectó a la ciudad de México y a otros estados del centro y
occidente del país, obró el efecto casi mágico de poner en pié a la sociedad de
manera espontánea, se hizo presente ese ente que los teóricos denominan
sociedad civil, la cual rebasó al Estado semiparalizado.
Podríamos considerar que hay tres momentos que impulsan a la
sociedad civil a ponerse en movimiento:
1. El terremoto de 1985.
2. Las elecciones presidenciales de 1988, y…
3. La insurrección indígena del 1° de enero de 1994.
El papel de la sociedad civil
Hoy está perfectamente claro que la democracia no se agota en la
lucha electoral entre los partidos políticos, y tampoco en las formas
representativas de las democracias occidentales. Si bien los partidos políticos
son necesarios porque de alguna manera expresan la manera en que se divide la
sociedad y, también de alguna manera, promueven la participación de los
ciudadanos; también es cierto que estos agrupamientos fácilmente se separan de
la sociedad, y definen objetivos que sólo tienen sentido para los miembros de
esos institutos políticos, para la clase política o para la sociedad política.
También es verdad que los partidos políticos con frecuencia inhiben la
participación social, no promueven la evaluación de los programas de gobierno
por la sociedad, coartan el acceso a la información y no son corresponsables
con los programas que aplican.
Por eso la organización independiente de la sociedad civil es
necesaria. La realidad reveló su complejidad en forma de frentes, movimientos,
redes, uniones, comités, etcétera. En México, por ejemplo, la presión pacífica
de un movimiento cívico-político ha impedido hasta hoy que se entregue el
petróleo a los grandes consorcios extranjeros, y está por definirse si se deja
la ventana abierta a la privatización de ese recurso natural, fundamental para
nuestra vida independiente y simplemente para nuestra vida.
El fortalecimiento de la sociedad civil es un proyecto diferente
al que se implanta en México y que ha venido fortaleciendo a la sociedad
anónima, en detrimento de aquella. Mientras que la sociedad anónima agrupa a
personas que tienen una finalidad económica y participan con un capital que
dividen en acciones, y sus socios limitan su responsabilidad al importe de las
acciones suscritas, la sociedad civil es otra cosa: es la que siempre responde
por los quebrantos que ocasionan aquéllos.
Siguiendo a Antonio Gramsci denominaremos sociedad civil a los
grupos arrojados o desprendidos de las actividades económicas que adquieren
organicidad. Por eso las OSC se encuadran en el proceso de formación de
sociedad civil. Podríamos atribuirles dos características:
1) La relación entre sus miembros no es jerarquizada; por esta
razón no hay entre ellos obligaciones de mando y obediencia, es decir, son de
carácter social más que político. Sabemos que las obligaciones se vuelven
políticas cuando están reforzadas por un mando jerarquizado, los miembros
ocupan diversos papeles, y reconocen la necesidad de apoyar a la institución a
la que se le ha conferido el derecho de mando.
2) Las OSC no son esencialmente organismos económicos, aunque
pueden promover el desarrollo económico, no son por tanto sujetos de la
legislación fiscal ni de crédito. Es más hasta hace poco no se había podido
concretar una legislación sobre ellas. El gobierno federal tuvo que recurrir al
anzuelo de los apoyos económicos federales para fabricar una ley que le permita
incidir en las OSC que recurran a usar recursos públicos. En ese tenor, el
Congreso General decretó la ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas
por las Organizaciones de la Sociedad Civil, el 15 de diciembre de 2003, y fue
expedida por Vicente Fox el 30 de enero de 2004. Se trata del viejo recurso
político priista de estatizar las relaciones sociales, pero ahora desde el
ámbito del panismo.
En las democracias occidentales ha cobrado relieve la conformación
de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), o como son mejor conocidas por
nosotros: Organizaciones No Gubernamentales (ONG) para acentuar su
independencia del poder constituido.
A pesar de la propaganda adversa que se efectúa contra las OSC en
algunos países, como es el caso de México, han cobrado relieve a nivel
internacional: existe un Comité de Enlace del Banco Mundial con ellas, ya que a
éstas les preocupa el impacto de los proyectos que son apoyados por ese
organismo financiero internacional. Algunas OSC disfrutan de la condición de
observador en el Comité Ejecutivo del Protocolo de Montreal para la Protección
de la Capa de Ozono. En mayo de 1993 el Fondo Monetario Internacional (FMI)
organizó un seminario sobre macroeconomía y medio ambiente abierto a la
participación de las OSC; sin embargo, el diálogo entre ambos es esporádico.
La fuerza de las OSC se encuentra en el interior de cada país, y
consiste en la presión que ejecuta para obligar a los gobiernos a ceñirse a los
Principios de Buen Gobierno, reconocidos por la comunidad mundial.
Las OSC pudieran definirse como: “entidades independientes,
promovidas por técnicos y profesionistas comprometidos con un asunto social que
los vincula a los sectores populares, y en torno al cual se definen programas y
líneas de acción”.
Mientras que en América del Sur las OSC tienen un papel
significativo desde hace mucho tiempo, en México son relativamente recientes,
debido a la acción omnipresente del Estado mexicano que invadió la esfera de la
sociedad civil, y a que ese espacio también era atendido por algunas
universidades públicas que no constreñían su compromiso a las funciones de
docencia y de investigación, sino que también contemplaban la extensión
universitaria entendida de manera muy amplia. Universidades públicas como las
de Puebla, Guerrero, Sinaloa, Zacatecas, y otras en menor escala y proyección,
hacían una activa política de extensión universitaria que las vinculaba con
campesinos y colonos sin necesidad de formar OSC; se ocupaban de distintas
tareas que iban desde la promoción del conocimiento y la cultura hasta la
protección del medio ambiente, elementos culturales, y grupos marginados,
etcétera.
Las OSC se mueven en torno a los siguientes ámbitos:
1. La asistencia social, basada en el paradigma de la caridad
cristiana
2. La filantropía.
3. La solidaridad de clase.
4. La promoción del desarrollo que las vincula con la cooperación.
De esos ámbitos se desprenden las siguientes líneas de acción:
1. La democracia.
2. El medio ambiente.
3. La movilización contra el Tratado de Libre Comercio, que las
vinculó con otras OSC del mundo.
4. El conflicto indígena que estalló el 1° de enero de 1994 en
Chiapas estimuló la participación de los más diversos grupos sociales, quienes
reconocieron la justeza de las demandas de los pueblos originarios. Catorce OSC
de Chiapas formaron la Coordinación de Organismos No Gubernamentales de San
Cristobal por la Paz (CONPAZ). Durante los primeros tres meses del conflicto
participaron cerca de 450 OSC mexicanas y unas 150 internacionales. La
importancia de la participación de las OSC fue tal que el gobierno mexicano se
vio obligado a suspender la guerra tan solo diez días después de iniciada; el
subcomandante Marcos reconoció: la sociedad civil nos impuso la paz.
5. La promoción de los derechos humanos es otra línea de acción
con la que las OSC, principalmente externas, lograron socavar la tradicional
impunidad de los organismos que administran la “justicia” en México. Allí hay
que incluir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización
de Estados Americanos (OEA) yal grupo estadounidense American Watch. En México
tiene relevancia la Academia Mexicana de los Derechos Humanos, el Centro de
Derechos Humanos Agustín Pro, y la Comisión Mexicana de Defensa de los Derechos
Humanos.
6. La defensa del patrimonio familiar definió otra línea de
acción, en la que cabe destacar al agrupamiento conocido como El Barzón.
7. Cabría incluir otra línea de acción: la de los ahorradores
defraudados por las cajas de ahorro en muchas partes del país.
8. La promoción del desarrollo rural. En octubre de 1996 se
efectuó un Foro sobre el Papel de las Organizaciones Civiles en la Promoción
del Desarrollo Rural en México, en Tepic Nayarit, con la participación de 28
OSC. Se dijo que crearían una gran red de organizaciones civiles para apoyar al
campo, basados en la experiencia de estados como Chiapas y Oaxaca en donde a la
fecha existían más de 2 mil OSC. Representantes de diversas organizaciones,
entre las que se incluían a Estudios Rurales y Asesoría (ERA) de Oaxaca, la
Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), sección
Chiapas, el Colegio de la Frontera Sur, el Grupo Sierra Gorda de Querétaro,
Cencos y otros, dijeron que las OSC han proliferado en el país ‘“porque el
pueblo ya no quiere callar y obedecer”’. Dijeron que el punto prioritario era
apoyar a los indígenas nayaritas afectados por el uso de agroquímicos; en esa
entidad, como en muchas otras, se utilizan herbicidas, pesticidas y otros
químicos sin cuidado, y el resultado es que cientos de huicholes y coras se
enferman, agravan y mueren sin que haya proyecto alguno para atenderlos.
Señalaron que buscarían asesoría en Cuba para sustituir esos químicos. (La
Jornada. 24 de octubre de 1996).
La organización de la sociedad civil obligó al régimen político a
formar distintos organismos públicos, entre los que tenemos los siguientes:
1. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) creada en
junio de 1990 para dar alguna respuesta al asesinato de la abogada Norma
Corona, ocurrido en 1989, en el cual se implicaba a un funcionario público de
alto rango. El gobierno de Carlos Salinas de Gortari quiso dar una imagen
favorable a sus críticos en Estados Unidos, quienes veían con desconfianza que
su gobierno firmara un Tratado de Libre Comercio con México.
2. La Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(Semarnap) fue creada para dar respuesta a las demandas de distintas
organizaciones sociales: una de ellas es la exigencia de las OSC del mundo que
desde los años setenta vienen exigiendo la protección del medio ambiente y del
entorno ecológico; también fue una respuesta a la toma de conciencia de
ciudadanos de importantes núcleos urbanos, tales como: la Ciudad de México,
Monterrey y Guadalajara; a la lucha de los ecologistas contra la instalación de
la planta nuclear de Laguna Verde en el norte de Veracruz; a las reiteradas
quejas por la polución en el valle de México; a las demandas externas que lanzaron
un embargo atunero contra México; y sobre todo, por el papel que el desarrollo
sustentable ha cobrado en el mundo a partir de la Cumbre de Río de Janeiro. La
Semarnap absorbió muchas de las funciones de su antecesor: la Secretaría de
Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue) e incorporó nuevas. Se creó el Instituto
Nacional de Ecología. La Semrnap buscó la interlocución con las OSC.
3. El Instituto Federal Electoral (IFE) se integró por la demanda
de la sociedad civil y política para ciudadanizar la organización de los
procesos electorales. La reforma electoral de 1994 permitió la incorporación de
seis consejeros ciudadanos al IFE. La nueva reforma ha permitido ciudadanizar a
ese organismo y, según algunos, habría creado el cuarto poder: el poder electoral
independiente. Por errores propios el IFE ha perdido el crédito público y ya
sólo una minoría cree que pueda cumplir el mandato Constitucional de que: “En
el ejercicio de esa función estatal, la certeza, legalidad independencia,
imparcialidad y objetividad serán principios rectores.”
4. Programa Nacional de la Mujer. En el Plan Nacional de
Desarrollo del gobierno que regenteó Ernesto Zedillo se creó un apartado
específico para establecer un Consejo Consultivo del programa Nacional de la
Mujer, integrado por varios representantes de institutos políticos y OSC. El 21
de abril de 1996 se publicó el decreto en el Diario Oficial de la Federación,
que creó el Programa Nacional de la Mujer 1995-2000, cuyo radio de acción
abarcó prácticamente a todas las dependencias federales. Dulce María Sauri fue
nombrada Coordinadora General.
Contradicciones
En el porfiriato se hablaba de la beneficencia privada, allí
encontraron acomodo organizaciones privadas, de inspiración religiosa, basadas
en la caridad cristiana: a) de carácter filantrópico (servir a otros); b) de
compromiso individual (ayudar a un discapacitado, un enfermo, alguien que
necesite asistencia médica o alguna atención especial). Así, existe una
asistencia social privada, y una asistencia pública de menor alcance para lo
cual se concibió el concepto: Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de
la Familia, en 1977.
Hoy se habla menos de la asistencia social, se arguye que
integrando la familia se evita la violencia intrafamiliar, el abandono y el
desamparo de los miembros más vulnerables de ella. Por eso se propusieron
instrumentos y acciones para prevenir la desintegración familiar y evitar que
los individuos lleguen a necesitar los servicios de asistencia social.
Al mismo tiempo el gobierno empezó a hablar de que la seguridad
social expresada en el IMSS, en el ISSSTE y en los sistemas de cobertura
estatal y universitarios, habían llegado a su límite. Por un lado se dice que
50 millones de mexicanos tienen acceso o derecho a la seguridad social y, por
otro, la asistencia social atiende problemas que en los años setenta u ochenta
no parecían frecuentes: violencia en la familia y maltrato y/o abandono de
personas vulnerables.
Estos fenómenos multiplicados por la falta de empleos, bajos
salarios, deterioro de los servicios públicos, y otros de factura semejante,
agrupados bajo distintas categorizaciones de pobreza, se atribuyen a la crisis
económica, figura fantasmal que no admite responsabilidades individualizables.
Lo cierto es que para enfrentar esa situación las familias recurren a crear
nuevos esquemas de sobrevivencia: la madre y otros miembros de la familia se
incorporan a realizar algún trabajo; alguno, o algunos, de los miembros de la
familia emigran a Estados Unidos y, en menor medida, a Canadá, para enviar
dinero a la familia; los hijos retrasan el tiempo para dejar el nido familiar; y,
en fin, se da un fenómeno contradictorio: a la vez que se refuerza la
solidaridad familiar y social, aumenta la violencia intrafamiliar y social. Dos
caras del “desarrollo con pobreza”.