La gentrificación es
el proceso de expulsión de la población del centro a la periferia, la reducción
de la densidad de la población en aquella área y su sustitución por empresas
industriales, negocios y ocupantes de mayores ingresos que los desplazados. El
concepto proviene del inglés gentry, que significa alta burguesía.
Quizá la primera referencia, al significado que se le atribuye, se deba a
Federico Engels hacia 1865; si bien, el fenómeno es más característico de la
segunda mitad del siglo XX. Como se sabe, el capitalismo se desarrolla
plenamente en Inglaterra, la gentrificación es uno de los resultados de la
revolución industrial.
La
gentrificación se presenta en grandes ciudades de Europa y Estados Unidos, así
como en la Ciudad de México (colonias Roma, Juárez, Cuauhtémoc y Centro Histórico), Guadalajara y también, en Hermosillo. Este proceso
tiende a ser visto como normal, pero es una manera de exclusión, desplazamiento
y aprovechamiento de los sujetos de mayores recursos sobre los de menores
ingresos, por ende, es una práctica que, entre otros efectos, propicia la
desigualdad social.
Constituye
una oportunidad para que los “desarrolladores”, a veces con la participación de
recursos provenientes del sector público, promuevan la densificación de
la población --en las áreas en donde los sectores de menores recursos
económicos fueron desplazados--, mediante la verticalización:
construcción de grandes edificios departamentales que solo pueden ser ocupados
por sujetos o familias de mayores ingresos.
La
densificación de la población en las áreas previamente despobladas, se presenta
como una estrategia para revertir el resultado de la gentrificación, pues las
áreas centrales de las ciudades se convierten en desiertos nocturnos, lugares
desolados, ya que los negocios cierran por las noches y campea la inseguridad
por la presencia de vagos, malvivientes y delincuentes. Como es lógico, también
incrementa el gasto público en vigilancia.
La
dispersión de la población hacia la periferia, ocasiona: mayor gasto en obras
de infraestructura, agua potable, drenaje y alcantarillado,
pavimentación, electrificación, gasto de los trabajadores y las familias en
transporte, construcción de escuelas, pues las existentes en las áreas
despobladas carecen también de niños y jóvenes, siendo ocupadas por oficinas
públicas.
Es
el caso de la escuela primaria Rosario P. de Carpio, la cual ofrece su frente a
la calle Reyes y el costado sur a la calle Aguascalientes, respectivamente, en
la colonia San Benito; una placa certifica su nacimiento en el año de 1954, ;
medio siglo después los niños ya no jugaban en su enorme patio, del tamaño de
una manzana, y ahora es ocupada por una oficina burocrática: la Comisión de Ecología
y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora (CEDES).
En
las condiciones de Hermosillo, las familias venden sus viviendas céntricas,
entre otras cosas, por la instalación de bodegas, negocios y oficinas que
propician el tráfico de numerosas personas, la concentración de
vehículos en el día, el ruido que producen y la basura que generan y abandonan
a las puertas de las casas, aunado a la inseguridad que propicia el vacío que
dejan las familias que se han marchado.
La
respuesta adecuada a la gentrificación no es la densificación, sino la protección al uso
del suelo habitacional. Si este problema se opera con los funcionarios
responsables de que los negocios particulares invadan las áreas habitacionales,
el resultado será el mismo que ha venido ocurriendo. Cabe decir que el
favoritismo, el compadrazgo y el cohecho también son corrupción.