López
Obrador dijo en su toma de posesión que no nos iba a fallar. Ha llegado el
momento de probarlo. En la conferencia vespertina de hoy 16 de abril, sobre el
coronavirus, tanto el subsecretario Hugo López Gatell como un médico de nombre
José Ignacio Santos Preciado, que afirma saber de bioética, anunciaron, uno más
claro que el otro, que está preparado un documento para cernir la atención a los pacientes que
lleguen a solicitar auxilio médico en caso de contagiarse del mal que hoy azota
al mundo. En dicho documento se establecen prioridades en la atención de los
enfermos: los
adultos mayores son descartables, ni más ni menos. Se pretende sea
avalado como decreto por el Presidente y, de hacerlo, estará tirando por la
borda sus promesas.
Dicen
los médicos de marras que el mencionado documento, intitulado: “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina
Crítica” se apoya en principios bioéticos y jurídicos, lo cual no
pasa de ser una mera afirmación sin sustento; en lo que sí se apoya es en la
filosofía utilitarista asumida durante sus años de estudio en Estados Unidos.
No existe ningún criterio humano para escoger entre la vida de una persona u
otra. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su Artículo
1°, expresamente prohíbe discriminar a una persona por razones de edad. Ya verá
el Presidente si se deja manipular por los huérfanos de Felipe Calderón. Por
cierto, todas las referencias en que sustentan su Guía proceden de los países
que ahora tienen miles de muertos, precisamente porque los gobiernos
neoliberales de esos países “desarrollados” ignoraron la salud pública. De esos
sistemas de salud extrajeron sus “principios” de bioética. Por lo menos tres de
las 17 referencias están extraídas de la Universidad de Stanford, donde el principal
impulsor de la guía realizó sus posgrados.
A
estos personajes les falló la estrategia. En el arte militar se entiende que la
prioridad consiste en impedir el ingreso del enemigo a la fortaleza que se
defiende, pero estos escogieron dejarlo entrar y pelear casa por casa. No
controlaron los aeropuertos, uno tras otro fueron llegando los turistas que
tuvieron dinero para pasearse en el extranjero –así lo expresó el Presidente de
Argentina--, sin que los “estrategas” del desastre dictaran alguna medida de contención,
como finalmente lo tuvo que hacer China; dejaron entrar el problema y ahora se
combate dentro de casa.
Trece
miembros del Consejo de Salubridad General votarán el documento de los
“científicos y bioéticos” que pretenden se convierta en decreto. En todo caso,
el Presidente debe someter el documento a consulta pública. Lo ha hecho antes
con temas menores. Todavía espero que como buen beisbolista el Presidente
reflexione, les quite la pelota y meta jugadores emergentes, es hora de que
empiece a dirigir el partido con el librito.